jueves, 31 de julio de 2014

Raciones de vida muy pequeñas




"Hay un viejo chiste, 
Dos mujeres de edad en un hotel de alta montaña 
comenta una a la otra, 
"¡Vaya, aquí la comida es realmente terrible!", 
y contesta la otra: 
"¡Y además las raciones son tan pequeñas!". 
 Pues básicamente así es como me parece la vida, 
llena de soledad, histeria, sufrimiento, tristeza 
y sin embargo se acaba demasiado deprisa." 

(Annie Hall, Woody Allen, 1977)





Últimamente vienen menos trenes de los que estaba habituado. Dicen que es la época. También viene menos gente. La sensación de tranquilidad, dentro del drama, es mayor. Llegan personas sin estar demasiado “madreadas”. Aparecen migrantes en el registro que cuando llegamos a la parte de la entrevista en la que preguntamos por posibles delitos o violaciones a los derechos humanos en el camino, te responden con un recurrente “todo bien, gracias a Dios”. Muchas y muchos asumen el asalto en La Arrocera como recurrente e inevitable, incluso nosotros. No pasa de ahí en los últimos tiempos.

Es la parte de la vida en la que vemos raciones de comida muy pequeñas, en las que nos quejamos porque las “botanas” son muy escasas para llevar ya varias rondas de cerveza.




El último tren llegó con poca gente. Particularmente me tocó entrevistar a diez o quince personas que no tuvieron el menor problema en el camino. Y reflexioné sobre ello. Comentando la simpatía y los anhelos de alguna de ellas. Pero se cruzó Luis en el camino. Hablé con él observando una excesiva palidez en su rostro. Luis está muy blanco y es de naturaleza paliducha, pero no tanto. A él le tocó el reverso tenebroso de la moneda. Vio la parte de la vida en la que pensamos que la comida es realmente terrible. Le tocó entrevistar a tres personas que iban juntas. Tres personas que iban en un grupo de cuatro. El cuarto cayó del tren viniendo hacia acá y sus tres amigos lo vieron sin poder hacer nada. El amigo se desprendió de La Bestia, cayó bajo sus ruedas y se partió por la mitad. Los tres lo vieron. El grupo de cuatro amigos que compartían sueños de un futuro mejor se quedó reducido a tres que han vivido algo que no podrán olvidar en la vida por mucho tiempo que pase o por mucho que aumenten el tamaño de las raciones. La comida es asquerosamente infecta. Además de quedarnos sin ganas de comer para mucho tiempo.





La vida está llena de comida repugnante pero siempre pensamos que además, las raciones son muy pequeñas. Y nosotras y nosotros somos unos comensales que estamos habituados a tomar sal de frutas o antiácidos para tener mejores digestiones o evitar ardores de estómago. Actualmente quien más o quien menos se ha habituado a ver los recurrentes fuegos artificiales en las fiestas de su pueblo mientras en la pantalla de sus ordenadores ponen un streaming para angustiarse observando en directo las aberraciones de Israel en la Franja de Gaza. Nos ponen la comida, nos quejamos de su calidad y nos tapamos la nariz para no sufrir arcadas, pero acabamos quejándonos por su escasez.





Ayer me sonrió un niño pequeño en el Albergue mientras tras él veía pasear, cual alma en pena, a uno de los chicos del grupo que perdió a su amigo destrozado por el paso de La Bestia. Sonreí de medio lado para que no se me viera demasiado. Contuve la respiración y decidí que tenía que seguir comiendo aunque no me gustara el plato. Y me quejé porque la ración era muy pequeña.





jueves, 24 de julio de 2014

Historia de una foto (Volumen 5): Caras que te reconcilian con el género humano





“Ernest Hemingway escribió una vez: 
"El mundo es un buen lugar por el que vale la pena luchar". 
Estoy de acuerdo con la segunda parte.”

(“Seven”, David Fincher, 1995)



(FOTO: Alejandra Castrejón)


He conocido mucha gente por aquí. A buenas y a malas personas. Pero sobre todo a buenas. Las últimas son anecdóticas y habría mucho que analizar sobre ellas. Las primeras son las consiguen que cada día tengas ganas de esforzarte un poco más por aportar ese pequeño grano de arena que unido a muchos otros, afortunadamente muchos más de lo que parece, pueda mejorar la situación de emergencia humanitaria en la que estamos inmersos en este país tan maravilloso e injusto a la vez.

Hacía tiempo que quería escribir algo sobre ellas y ellos. Sobre las personas que empujan más fuerte que La Bestia. Los seres humanos que consiguen que merezca la pena luchar. Quienes me reconcilian conmigo mismo y con la posibilidad de un mundo mejor. O, al menos, menos malo.

La foto tiene toda la fuerza y la belleza de las personas que son protagonistas de ella. Inma y Miguel. Miguel e Inma. No tienen nada que ver el uno con la otra ni la otra con el uno, pero ambos son indispensables y trabajando juntos llegan aún más lejos. Inma es una de las cooperantes estrella del Proyecto que llevamos a cabo desde ASDE – Scouts de Extremadura financiado por la AEXCID. Miguel es psicólogo Médicos Sin Fronteras.

Curiosamente, conocí antes a Miguel que a Inma. Pero a los dos los he visto dar todo y un poco más allá, aún a costa de su salud, por una causa en la que están embarcados sin posibilidad de inhibición. Seguro que hay mucha gente de la que debería escribir. Como siempre, mi punto de mira o mi foco de atención pueden variar con el soplar del viento. Y estamos en un tierra tremendamente ventosa. Pero Inma y Miguel son los protagonistas de la foto. Protagonistas de mucho de lo que pasa o deja de pasar en el Albergue Hermanos en el Camino.

Inma dice que no ha posado. Que la foto ha salido así. Por supuesto que no la creo. Pero con Inma es imposible discutir. No porque no tengamos diferentes puntos de vista, sino porque cuando le planteo el conflicto, ella sale por otro lado airosa, con la cabeza alta y limpia de polvo y paja.

Miguel es probable que no sepa de la existencia de esta foto. Y menos aun de que alguien la está viendo y leyendo las líneas que componen este texto. Tendré que decírselo en algún momento. Pero a Miguel no es fácil contarle cosas tan banales como esta. Con Miguel hablas horas y horas, profesional o personalmente, y el nivel nunca baja. Por muy de risas que estemos.

La historia que esta foto tiene detrás podría escribirse en varios capítulos y con diferentes protagonistas. Pero esta foto es muy hermosa. Es mágica. Tiene un par de rostros y, sobre todo, dos miradas con las que podría ir a luchar contra cualquier cosa porque sé que me protegerían hasta la última de sus fuerzas. Me siento terriblemente orgulloso de compartir tiempo, lugar y labor con estas dos extraordinarias personas. Como con los que comparto tiempo y sudores desde que llegué y bastantes de los que han pasado por aquí. Aprender y trabajar codo con codo. Luchar y empujar como uno solo. Creer que otro mundo es posible y sonreírnos haciéndonos soñar con un presente mejor para todas y todos los migrantes que pasan por aquí, y un futuro esperanzador para las y los que vengan.

Con Inma vivo y comparto proyecto y Miguel es posiblemente la persona con la que más tiempo he pasado aquí en Ciudad Ixtepec. Pero, por encima de ello, son dos seres a los que admiro mucho porque trabajan un campo tan tremendo y difícil como es el de las emociones humanas. Son los primeros que se acercan a las personas dañadas, vejadas, violentadas en esa parte del ser humano que aparentemente no se ve. Ese trabajo para el que no todos estamos preparados porque el luchar contra los fantasmas mentales de aquella que ha sido violada, secuestrada, agredida o asaltada con saña y desprecio es algo que no todos podemos ni siquiera intentar. Descubrir cada día más y más casos que vulneran lo más esencial de una persona, sobre todo con las mujeres, e intentar trabajarlo y paliarlo es algo que debería reconocerles cada minuto que pase cerca de ellos. Admirarlos. Y ponerles un templo para poder adorarlos, aunque sepa que eso no les apetecería mucho...

Posiblemente la historia de esta foto le diga muy poco a quienes la lean y no conozcan a las personas detrás de esos rostros. Seguro que muchas personas asiduas a este rincón donde compartimos nuestras vivencias se hayan encontrado con algo que no esperaban porque no están acostumbradas y quizás no les despierte demasiado interés. Pero en esta foto hay una mujer y un hombre que son la cara y la imagen de dos personas de esas que merece muchísimo la pena conocer. De esas que consiguen que piense que vale la pena luchar. Pero, sobre todo, de esas que hacen que sueñe conque el mundo puede, pese a todo, ser un buen lugar.

Gracias por todo, compañeras y compañeros.
Gracias Inma y Miguel.
Gracias.









martes, 15 de julio de 2014

Cuando alguien señala el sol, el tonto mira al dedo





La Bestia es muy mala. Es una máquina infernal que destroza vidas, familias, sueños, proyectos. Literalmente hablando, amputa y rompe. He conocido a muchas personas que la han vivido desde arriba, por haberse montado en ella, que no quieren ni siquiera volver a hablar de tremenda caravana del demonio. Pero La Bestia no tiene toda la culpa. Es “simplemente” un brazo ejecutor del podrido sistema.

Estos días EEUU ha levantado la voz. Ver como los medios de comunicación de la comunidad internacional se hace eco de la cantidad de niñas y niños migrantes que recluye en centros de internamiento para migrantes o deporta debido a la afluencia masiva tras sus fronteras, ha sido suficiente para que le surja un pequeño rubor y gire la mirada hacia otro lado desviando la verdadera magnitud del problema. EEUU grita excusas, México recibe la culpa y la despeja rápidamente como buen y obediente lacayo, a los países centroamericanos productores del flujo migratorio que aborda a La Bestia y cruza, o lo intenta, este bendito país en pos del cada vez más pesadillesco sueño americano. México dice ahora que va a impedir que losmigrantes suban a La Bestia. Estamos a la espera de ver qué significa eso y cuál es el reflejo en un movimiento migrante que es imparable, pase lo que pase.  
  
  


Hemos debatido mucho sobre este tema. Estamos hartos de filosofar sobre cómo se puede abordar adecuadamente el problema migratorio que desangra Centroamérica y que tanto molesta de cuando en cuando al gran gigante del norte. Evidentemente, no somos quiénes ni tenemos soluciones para algo que ignora sistemáticamente la comunidad internacional. Lo único claro es que sentimos cómo alguien ha señalado la luna y el tonto ha mirado el dedo. La Bestia está rodeada de intereses mayores a cualquier disposición que pueda aportar el Gobierno Mexicano. Probablemente será imposible impedir que quien quiera, se suba en ella. A muchas personas les va la vida en subirse y a muchas otras, el negocio en que suban. La escasa velocidad que lleva La Bestia hace que hasta alguien como yo se pueda subir en marcha sin problemas. Y, si se diera el caso de conseguir que La Bestia viaje sin nadie en sus lomos, esto no acabaría con el flujo migratorio, sino que abriría otras rutas mucho más diversificadas y peligrosas. Mirar el dedo cuando se señala a la luna es de tontos que no ven la luz de lo enseñado.  
   


 

Soy proclive a poner comparaciones o alegorías de lo más rebuscadas y estúpidas para explicar cosas que quiero decir. Quizás sea un problema de lenguaje o una mala conexión de unas neuronas infectadas de cultura basura durante tantos años machacándolas con todo tipo de estímulos extraños y más o menos convenientes. Pero siempre suelo intentar guardarlas o adaptarlas a los contextos donde ser dichas. Hoy voy a ignorar el filtro. Perdonen de antemano...

Todo este tema me recuerda a un capítulo de “90210 - Sensación de Vivir”, aquella serie tan maravillosa que nos marcó a toda una generación y que hizo que anheláramos ser una estudiante más de Beverly Hills y ser invitadas a barbacoas en el jardín de los Walsh. En aquel capítulo se debatía en nuestro amado High Scholl, la pertinencia o no de instalar una máquina de preservativos en él. La tensión del capítulo se podía cortar con un cuchillo fotograma a fotograma y todos estábamos con el corazón en un puño esperando cuál sería el desenlace y qué postura adoptarían nuestros héroes de la pequeña pantalla. Los Dylan, Brandon, Kelly, Brenda y demás. Pero lo que no esperábamos nunca y nos encontramos para dejarnos totalmente epatados, fue que tomara protagonismo Donna Martin. La virgen del grupo. Probablemente el personaje menos preferido para todos. La hija del productor metia con calzador en la serie... En un maravilloso giro del guión, digno de los mejores momentos de “The Wire”, “Los Soprano” o alguna que otra teleserie que están en el olimpo del género, Donna, de la que todos esperábamos que estuviera en contra, debido a sus convicciones, se mostró a favor de la maldita máquina de condones, desatando la euforia de todos y consiguiendo que la decisión se fuera a su terreno. Donna expuso que aquello era como si tenía una piscina en casa. Podría construir un muro cada vez más alto para que sus hijos no saltaran y se ahogaran en ella. Pero por muy alto que fuera el muro, tarde o temprano, los niños saltarían y se zambullirían en la piscina. ¿No sería mejor enseñarles a nadar? Aquello fue el acabose y todo el mundo rompió a aplaudir mezcla de la sorpresa y de la admiración por su posición en el tema. 





Mis neuronas y mi insuficiente cultura friky me impiden recordar más de cómo acabo aquel maravilloso capítulo. Quizás no sea importante. Seguramente todo no sea más que algo que hay que ver con la perspectiva adecuada. Prohibir la subida a La Bestia, sin más, sin ninguna otra medida que lo acompañe y que cree un modelo que pueda paliar en cierta medida el drama que supone migrar por México, no sirve para nada. Quizás sea necesario que el tonto deje de mirar al dedo y ponga sus ojos en la luna para que toda su luz le indique cómo actuar.



miércoles, 9 de julio de 2014

Tiembla la tierra bajo nuestros pies


La noche del domingo al lunes tembló la tierra por acá. Dicen que hubo un sismo de 6,9grados en la Escala de Richter con epicentro en Chiapas. Dicen, porque yo no me enteré. Cuando desperté lo hablamos en casa. Luego durante el día lo comentaba todo el pueblo y los habitantes del albergue. Pero yo no me enteré. Dormía como, si se me permite el desacertadísimo símil, un bendito. Supongo que llevo mucho tiempo durmiendo un poco a ras de suelo y eso hace que no sienta ni temblores tan importantes.





En ocasiones pienso en la canción de La Cabra Mecánica en la dice que “siempre voy a dos metros del suelo y tarareo”, pero eso ya salió en otra historiasobre pies y zapatos a lomos de La Bestia. Hoy no. Hoy todo versa sobre la tierra temblando bajo nuestros pies. Sobre pies que no apoyan bien en un lugar donde la vibración del tren que llega de madrugada me despierta y altera siempre pero que pueden llegar a un punto de no enterarse lo más mínimo de que un sismo ha hecho temblar todo Ciudad Ixtepec y lo que contiene y le rodea. Incluido a nosotras y nosotros.

Todo nos lleva, mareados quizás por la falta de costumbre de no sentir los temblores bajo nuestros pies que no son provenientes del paso de La Bestia, a rescatar y valorar todos esos interrogantes que llevan tiempo enquistados en nuestra cabeza.





¿Cómo podemos dormir todas las noches?

¿Merece la pena hacerse ciertas preguntas?

¿Por qué en el karaoke que hemos ido alguna vez “Mediterráno” de Serrat va de ARGENTINA hasta Estambul?

¿Esa sonrisa franca que te muestra cariño oculta una vida teñida de sangre propia, y sobre todo ajena?

¿Por qué aparece en la letra de “Sin tu latido” de Aute en muchos karaokes “HAY amor...” ?

¿Qué necesidad tiene esta chica que acaba de llegar de decirnos que tiene 17 años cuando evidentemente no llega a los 15?

¿Dejaremos algún día de escuchar en nuestras cabezas “El ruido de tus zapatos” de La Arrolladora Banda El Limón?

¿Es lícito valorar desde nuestro punto de vista, totalmente alejado de cualquier realidad aquí presente, si cometer un delito o perder la dignidad para sobrevivir está bien o mal?

¿Estar aquí nos hace mejores personas? 





Esas preguntas que no tienen, y que quizás no queramos que tengan respuestas. Esos interrogantes que son producto de estar viviendo un poco a ras del suelo, para no sentir los temblores de la tierra que hay bajo nuestros pies, pero estremeciéndonos con el roce de La Bestia sobre sus arcaicos y ajados raíles. Unos ajados y arcaicos raíles que la han hecho descarrilar hace unas horas en la zona de Las Palmas. Un descarrilamiento sin lesionados ni víctimas. Un descarrilamiento bastante común en esta época de lluvias. Un descarrilamiento que hace que la próxima vez que la oigamos llegar, sea de noche o de día, venga mucho más cargada y nos despertemos con su llegada. Cosa que no ha conseguido un sismo de 6,9 grados en la Escala de Ritcher. No voy a contestar ninguna pregunta, pero me planteo si realmente vivir un poco a ras del suelo es lo que debemos hacer o lo hacemos porque no hay más remedio...