lunes, 5 de enero de 2015

La carta de la niña que no tenía regalo de reyes

6 de Enero de 2015,Ciudad Ixtepec,Oaxaca.





“Queridos Reyes Magos:
Una vez más habéis pasado de largo y no os habéis acordado de mí. Yo que tan bien me he portado este año, que he hecho cosas que no logré nunca ni imaginar que podría llegar a siquiera intentar, que he cruzado el Océano varias veces para venir acá a aportar un poco de lo que tengo a algunos que no tienen nada, me quedo otro año más sin regalo. Porque no os acordáis de mí, ni siquiera este año, que no sé si soy mejor o peor niña que en los años anteriores cuando en el calor de mi hogar familiar despertaba aquellas mañanas de reyes con una ilusión que se me salía del pecho corriendo al árbol de navidad para ver qué me habíais dejado. Y todos los años era feliz, porque todas esas mañanas de reyes encontraba lo que os había pedido o algo similar, que me llenaba de felicidad para unos buenos días.
Mi mamá y mi papá me enseñaron que tenía que ser una niña buena todo el año, obedecerles y portarme bien para que luego vosotros, mis queridos Reyes Magos, me trajerais muchos y buenos regalos. Yo, como toda niña, disimulaba portarme bien y obedecer en todo, aunque como es habitual, mala no era, pero sólo cumplía cuando se acercaba la fecha de vuestra venida. Este año creo que he sido buena, pero no habéis cumplido con vuestra parte. Estoy lejos de mi familia y no hay nadie que me consuele por vuestro abandono. Cuando más os he necesitado.
Y es la primera vez que no he pedido para mí. Quizás me esté haciendo mayor y haya olvidado mis deseos de más y más Barbies, o todas esas cosas que me solíais regalar.
Hoy habéis pasado de largo pero no voy a ser hipócrita. No voy a decir que soy una niña ta buena que no pido para mí sino para todas las personas que hay por aquí en el camino a Estados Unidos, en la huida de sus países de origen o persiguiendo algún sueño que les despierte de la pesadilla en la que viven. No. Sé que no os costaría mucho pero debería pedírselo a quien tiene que hacerlo, a un mundo que mira hacia otro lado, aferrado fuerte a los últimos regalos y dando la espalda a aquellos que no tienen nada. No, pido para mí y para el resto de mis compañeros de los que habéis olvidado los regalos por no estar en casa con nuestras familias. Os pido algunas cosas muy sencillas, sobre todo para gente como vosotros que sois magos:  




Que no volvamos a tener la angustia que hemos pasado estos días cuando a uno de nuestros más queridos migrantes, con una situación familiar que le obligaba a tener que cruzar la frontera norte, sí o sí, es secuestrado y pasa nochevieja, año nuevo y algún día más, recluido con diecinueve personas más a la espera de que alguien pague su rescate.
Que nunca volvamos a tener la responsabilidad de tener que responder a un coyote que exige el pago de un trabajo que no ha hecho y de unos secuestradores que exigen más y de peor manera.
Que no veamos cómo ciertos teléfonos empiezan a dar pavor cada vez que suenan con llamadas entrantes porque sabemos que esos llamantes no identificados son personajes que no quieren nada bueno y sólo quieren amenazar con la idea de que alguien les responda por aquellos que tienen retenidos.
Que no sospechemos que quien nos elimina del facebook es alguien que necesita desaparecer y borrar cualquier vínculo para evitar todo problema relacionado con el tema.
Que no miremos a nuestro alrededor y seamos tan conscientes de que no nos podemos fiar de nadie,   ya sean personas aparentemente anónimas, funcionarios o cuerpos de seguridad.
Que la impotencia y la rabia no nos agarre el cuello tan fuerte.
Que no dudemos que el mundo puede ser un lugar mejor por el que merece la pena luchar.

Y, sobre todo, que perseguir los sueños, sean cuales sean, no suponga llevar a cuesta una vida de pesadilla tan insoportable...

Atenta y respetuosamente,
La niña que no tenía regalo de reyes.”









PD: La niña que no tenía regalo de reyes se puede llamar Dani, Luis, o Fer; Borja o Inma; o incluso Alejandro. Quizás se llame como muchas de las personas que no han estado en sus lugares de origen acompañadas por los suyos que hemos conocido y conoceremos por aquí y han aprendido que el mejor regalo de reyes que pueden esperar no se encuentra bajo el árbol de navidad de su casa. Se encuentra en la esperanza de encontrar motivos para seguir luchando y en la certeza de creer que otro mundo es posible.

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